Durante años se ha asociado el bajo peso corporal a un buen estado de salud. Esto ha tenido consecuencias ya que hemos aprendido que todo nuestro valor como persona depende de nuestro peso. Con los avances de la ciencia hemos podido comprender que el peso corporal no es un indicador fiable de salud.
Factores que influyen en el peso corporal y su valor real
Esta visión simplificada del bienestar genera sufrimiento, frustración, ansiedad, estrés, etc. Se le da mucha importancia al peso y a lo que comemos. Esto afecta a las personas hasta el punto de causar problemas con la relación alimentaria y a la autoestima, causando trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Actualmente sabemos que el peso no es un indicador absoluto de salud. El peso corporal es un simple número donde solo se tiene en cuenta una variable, sin dar importancia ni al músculo, ni al hueso, ni a la cantidad de agua, ni la grasa, entre otros factores. ¿Pero qué hay debajo de todo esto? una compleja interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales. Comprender esto es clave para desmontar el estigma del peso y avanzar hacia un enfoque más humano y realista de la nutrición.
Alimentación, ejercicio y otras influencias
El peso de una persona está determinado por una red de factores que van mucho más allá de la alimentación o el ejercicio. Elementos como la genética, el metabolismo, las hormonas, la masa muscular y grasa, el descanso, el estrés o incluso la cultura y la relación con la comida influyen en el cuerpo de cada individuo. Además, la psicología, las patologías, ciertos fármacos o la disbiosis intestinal también pueden modificar el peso sin que esto refleje hábitos “incorrectos” o falta de esfuerzo.
En diversos estudiosse demuestra que la composición de la microbiota intestinal influye en el peso corporal: una revisión concluye que la disbiosis o desequilibrio microbiano puede alterar la absorción de energía, aumentar el apetito central y favorecer el almacenamiento de grasa. Otro estudio concluye que la genética también aporta una parte significativa del peso: se estima que entre el 40 % y 70 % de la variabilidad del índice de masa corporal (IMC) se debe a factores hereditarios.
El problema surge cuando el peso se convierte en el eje central del bienestar. Esta mirada peso-centrista genera culpa, frustración y miedo, entre otros sentimientos, alejando a las personas de la conexión con su cuerpo y de una alimentación flexible y consciente.
Psiconutrición: una mirada global de la salud
Desde la psiconutrición y un enfoque no peso-centrista, el objetivo no es controlar el número en la báscula, sino restablecer una relación sana con la comida y el cuerpo.
Esto implica trabajar en:
- Escucha corporal y hambre emocional.
- Gestión del estrés y del descanso.
- Reconexión con el placer y la flexibilidad alimentaria.
- Reeducación nutricional sin restricción ni culpa.
- Apoyo psicológico para abordar el miedo a engordar y la autoimagen.
- Desmontar mitos sobre el peso
- Romper el estigma del peso
La nutrición integrativa complementa este trabajo atendiendo al cuerpo como un todo: desde el equilibrio hormonal y digestivo, hasta el descanso y el bienestar mental. Así se promueve una salud global y sostenible, más allá del número que marque la báscula.
Conclusión
El peso no debe ser el protagonista de nuestras vidas. Detrás de cada cuerpo hay una historia única, influida por muchos factores que no se ven a simple vista. Liberarnos del estigma del peso es abrir la puerta a una salud más compasiva, sostenible y real. En consulta, acompañamos este proceso desde la comprensión, la evidencia y el respeto, trabajando desde la psicología y la nutrición.
Referencias
Referencia: Bouchard C. Genetics of Obesity: What We Have Learned Over Decades of Research. Obesity (Silver Spring). 2021 May;29(5):802-820. doi: 10.1002/oby.23116. PMID: 33899337.
Referencia: Liu BN, Liu XT, Liang ZH, Wang JH. Gut microbiota in obesity. World J Gastroenterol. 2021 Jul 7;27(25):3837-3850. doi: 10.3748/wjg.v27.i25.3837. PMID: 34321848; PMCID: PMC8291023.
